La etiqueta nutricional nos ayuda a conocer la composición real de cada producto, lo que aporta a nuestro organismo y nos facilita la comparación entre dos productos parecidos.
¿Sabes realmente lo que comes? La mayoría de las veces nos dejamos llevar por claims
publicitarios o eslóganes pegadizos que nos hacen creer a pies
juntillas los supuestos beneficios de determinados productos. Para
conocer realmente y sin lugar a dudas qué contiene el producto que nos
vamos a llevar a la boca es primordial la educación nutricional y dentro de ésta juega un papel clave la etiqueta nutricional.
¿Qué es una etiqueta nutricional?
La etiqueta nutricional es como el DNI del producto que compramos en el supermercado
y nos ayuda a seleccionar los alimentos de una forma responsable e
informada. Todos los alimentos envasados están obligados por ley a
llevar esta etiqueta que nos habla de sus ingredientes y además, desde
2013, también están obligados a declarar el contenido de azúcares
totales del producto en la tabla nutricional.
Así, una etiqueta nutricional nos proporciona toda la información necesaria sobre un alimento: a través de ella conocemos las cantidades de macronutrientes que contienen (carbohidratos, proteínas y grasas),
la cantidad de kilocalorías por 100 gramos del producto y por ración
(que puede ser más pequeña, generalmente de 30 gramos), la cantidad de
micronutrientes que nos aporta (porcentaje de vitaminas y minerales
sobre el total diario que debemos consumir) y la lista de ingredientes
que lo forman.
¿Por qué es importante saber leer una etiqueta nutricional?
Saber leer una etiqueta nutricional es nuestro seguro de vida como consumidores frente a los claims publicitarios. Así, si vemos un producto publicitado como light o bajo en grasa,
podemos acudir a la etiqueta nutricional para asegurarnos de que no
compensa esas calorías o grasas de menos con una enorme cantidad de
azúcar.
Leer las etiquetas nutricionales cobra mayor importancia aún para aquellas personas alérgicas a determinados alimentos o componentes (personas con celiaquía, alérgicos o intolerantes a la lactosa, alérgicos a los frutos secos,
etc). Leer las etiquetas nutricionales es la única manera en estos
casos de estar seguros de que realizaremos un consumo seguro de los
alimentos.
¿Cómo se lee una etiqueta nutricional?
En la etiqueta nutricional encontramos varias partes diferenciadas. Por un lado tenemos la tabla nutricional en la que aparecen las cantidades de kilocalorías, macronutrientes y sal o sodio tanto por 100 gramos de producto como por ración. Si
queremos comparar dos productos diferentes lo más adecuado es fijarnos
en la composición por 100 gramos, ya que el tamaño de las raciones puede
cambiar de uno a otro. ¿Cuánto es demasiado en el caso de las
kilocalorías o los macronutrientes? No podemos decirlo en base a un solo
alimento, sino que deberíamos poder encajar esos macronutrientes y
calorías en el total de nuestra dieta. Pero para lo que sí viene muy
bien es a la hora de comparar dos productos que pueden parecernos muy
semejantes: en este caso podemos optar por aquel que tenga menos
calorías, que contenga menos azúcar o menos grasas saturadas.
En la tabla nutricional suelen aparecer también los porcentajes de cada uno de los macronutrientes en relación al consumo total diario que tenemos que realizar
(generalmente sobre un consumo de 2.000 kilocalorías diarias, que es el
recomendado para un adulto).
Esto nos puede ayudar a la hora de
seleccionar los alimentos que vamos a comer cada día: ¿llega la hora de
la cena y todavía no has tomado nada de proteína? Entonces una buena
idea sería optar por un alimento en el que el porcentaje de proteínas
fuera más alto que el de carbohidratos, por ejemplo, una pechuga de
pollo.
Otro de los apartados de la etiqueta nutricional es el listado de ingredientes:
en él se detalla, de mayor a menor presencia, cuál es la composición
del producto. Es importante que tengamos en cuenta que los primeros
elementos que aparecen en la lista son los que se encuentran en mayor
cantidad dentro del producto. Así, si vemos un producto cuyo primer
elemento en la lista es azúcar o grasa de palma, podemos buscar una
alternativa más saludable.
También están presentes en la etiqueta nutricional los valores de micronutrientes
que contiene cada producto: el porcentaje de vitaminas y minerales de
dicho producto aparece con un porcentaje sobre la cantidad diaria
recomendada.
Escrito por Raquel Rodríguez