El consumo moderado de cerveza mejora la dieta





La dieta mediterránea está considerada una de las más saludables del mundo, e incluir en ella el consumo moderado de cerveza puede contribuir a mejorarla.Relacionar alcohol con dieta saludable puede parecer, a primera vista, una contradicción. Sin embargo, el consumo moderado y siempre responsable de algunas bebidas fermentadas tiende a romper esa norma. 

Es el caso de la cerveza, que puede ayudar a mejorar la calidad nutricional de la dieta mediterránea, tanto por sus características específicas como por su elaboración a partir de ingredientes naturales como el agua, la cebada malteada y el lúpulo.Al menos, eso es lo que opina la investigadora del Centro de Investigación Comunitaria de la Universidad de Barcelona y miembro de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC) Mercé Vidal, para quien la dieta mediterránea "es uno de los modelos alimentarios más saludables del planeta". 

Lo demuestran las bajas tasas de morbilidad por enfermedades crónicas y una esperanza de vida más elevada en los países del Mediterráneo. Dieta mediterránea Consumo moderado Su consumo controlado puede disminuir el riesgo de enfermedades cardiovasculares, tiene efecto antiinflamatorio, beneficia la salud de los huesos, mejora la respuesta inmune, previene algunas formas de cáncer y debe incluirse en la dieta equilibrada de los deportistas, ya que favorece una rápida rehidratación y evita dolores musculares. En todo caso, el consumo recomendado varía según el género, y no debe superar los 30 gramos al día para los varones (tres cañas) y los 20 para las mujeres (dos cañas). 

La denominada dieta mediterránea se basa en alimentos vegetales, pero también incluye bebidas fermentadas como la cerveza, el vino, el cava o la sidra, que tienen propiedades beneficiosas derivadas de su baja graduación y las materias primas con las que son elaboradas. 

De hecho, la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria incluye en la pirámide de la alimentación saludable las bebidas fermentadas para el consumo de forma opcional y moderada.En concreto, la cerveza aporta diversos nutrientes como vitaminas del grupo B, fibra y minerales. Se trata de una bebida que siempre ha estado muy presente en la dieta de diferentes civilizaciones a lo largo de la historia, y además vinculada a diferentes fines terapéuticos.

El lúpulo, uno de los ingredientes fundamentales de la cerveza, podría influir positivamente, según defienden algunos científicos, en los parámetros sanguíneos del metabolismo oxidativo, evitando la oxidación de las células. 
Además, se ha comprobado que este ingrediente de la cerveza también podría actuar en algunos parámetros de riesgo cardiovascular, ya que disminuye los niveles de colesterol total y triglicéridos.Una ingesta moderada de cerveza, al contrario de lo que afirma el acervo popular, no engorda, ya que su aportación calórica es muy baja, con 45 kilocalorías por 100 mililitros, y la "sin alcohol" sólo 17 kilocalorías por 100 mililitros.

La cerveza sin alcohol es una bebida altamente hidratante cuyo consumo moderado puede estar incluido en las dietas de personas que padecen hipertensión arterial. Así, un botellín de cerveza "sin" al día aporta 10 miligramos de calcio, potasio y muy poco sodio.
Por otro lado, tiene un alto contenido en agua (un 95 por ciento) y contiene cantidades variables de compuestos fenólicos con efectos antioxidantes, que contribuyen a prevenir las enfermedades cardiovasculares.

Como además apenas aporta calorías, puede ser una opción muy recomendable en dietas de adelgazamiento, ya que su consumo ayuda a romper la monotonía del menú de régimen.